Cómo previene la dependencia un cohousing

Convivencia, autonomía y apoyo mutuo como estrategia de envejecimiento activo La prevención de la dependencia no se logra únicamente con tecnología o atención sanitaria. También depende de factores como el entorno, la vida social, el sentido de propósito o la capacidad para tomar decisiones propias.

Javier Camara

6/9/20252 min read

En ese sentido, el cohousing y su modelo residencial colaborativo en el que personas mayores viven de forma independiente pero en comunidad, ofrece un enfoque singular para mantenerse activo y autónomo durante más tiempo.

Vida activa, decisiones compartidas

Uno de los principales elementos preventivos del cohousing es la implicación activa de los residentes en la gestión cotidiana. Lejos de asumir un rol pasivo, las personas que viven en estos entornos participan en las decisiones del día a día, lo que potencia su autoestima, refuerza su motivación y mejora su salud mental.

Estudios internacionales apuntan que la sensación de control sobre la propia vida está estrechamente relacionada con un menor deterioro funcional y cognitivo.

Además, el simple hecho de levantarse cada mañana sabiendo que se es parte de una comunidad —que se cuenta y se es contado— es un motor potente para mantenerse en forma física y emocionalmente.

Prevención desde lo cotidiano

En un cohousing, los pequeños gestos diarios tienen valor terapéutico: preparar la comida, cuidar el huerto, participar en reuniones o mantener en orden los espacios compartidos son formas de actividad física moderada y estimulante, claves para la prevención del deterioro.

A diferencia de modelos más asistenciales, aquí no se delega automáticamente lo que aún puede hacerse, aunque sea con ayuda puntual.

El diseño del entorno también juega un papel importante. Muchas comunidades de cohousing incorporan espacios accesibles, sin barreras arquitectónicas y con elementos que facilitan la movilidad, lo que permite que sus miembros envejezcan sin necesidad de cambiar de residencia a medida que sus capacidades evolucionan.

La importancia del vínculo social

El aislamiento y la soledad son factores de riesgo reconocidos en el desarrollo de dependencia. El cohousing rompe esa lógica al favorecer vínculos sociales duraderos y cotidianos.

Compartir espacios, intereses y decisiones genera una red natural de apoyo mutuo: una vecina que sube la compra, otro que acompaña al médico, alguien que nota si llevas días sin salir.

Este acompañamiento informal, no profesional pero profundamente valioso, contribuye a detectar antes cualquier signo de fragilidad y a activar mecanismos de respuesta temprana.

¿Y si llega la necesidad de ayuda?

El hecho de que un cohousing favorezca la autonomía no significa que rechace la asistencia profesional. De hecho, muchas comunidades exploran modelos híbridos que combinan vida comunitaria con apoyos especializados.

Algunos ejemplos:

- Colaboraciones con servicios de ayuda a domicilio, que se adaptan a las necesidades individuales sin romper la dinámica colectiva.

- Integración de profesionales sociosanitarios externos que visitan regularmente el cohousing, favoreciendo la continuidad de cuidados sin necesidad de institucionalización.

- Modelos de convivencia asistida, en los que algunas viviendas están pensadas para personas que requieren más atención, pero sin separarlas del resto de la comunidad.

- Este enfoque permite prolongar al máximo la permanencia en el hogar, incluso cuando aparecen limitaciones funcionales, siempre que se cuente con los apoyos adecuados.

Un modelo que no reemplaza, pero sí complementa

El cohousing no sustituye a las residencias ni a los servicios profesionales de atención a la dependencia. Pero sí puede retrasar significativamente el momento en que estos se hacen necesarios, promoviendo un envejecimiento más saludable, autónomo y conectado.

En definitiva, vivir en comunidad, sin renunciar a la intimidad ni a los apoyos, puede ser una de las formas más eficaces —y humanas— de prevenir la dependencia.