El cohousing en España: ¿realidad emergente o modelo aún minoritario?
En muchos países del norte de Europa el cohousing lleva décadas consolidado como una forma de vida alternativa, participativa y realista para las personas mayores. En España, sin embargo, el modelo ha tardado más en despegar. ¿Estamos ante una tendencia en crecimiento o sigue siendo una propuesta aún minoritaria?
Javier Camara
6/9/20252 min read


La respuesta breve sería: está creciendo, pero no lo hace solo. Hay que hablar claro, el cohousing senior necesita tiempo y compromiso para convertirse en una opción viable. Y aunque los avances son reales, también lo son los obstáculos.
Por eso son importantes proyectos como Cohousing 3C que puedan desarrollarse con más rapidez.
Una idea que gana interés (y cada vez más fuerza)
En los últimos años, cada vez más personas mayores se interesan por el cohousing. Lo ven como una posibilidad para vivir con autonomía, rodeadas de una comunidad elegida, y sin depender de familiares o instituciones. Muchos ya no quieren quedarse en una casa vacía, ni se identifican con modelos tradicionales de residencia. Buscan una opción que les permita decidir cómo quieren vivir los próximos 20 o 30 años.
Este cambio de mentalidad ha impulsado la aparición de múltiples iniciativas a lo largo del país. Proyectos que nacen del impulso colectivo, grupos que se organizan, compran un terreno, diseñan juntos los espacios, definen las normas de convivencia y gestionan su propio futuro.
Pero aunque la ilusión es enorme, el camino no siempre es fácil ni rápido.
Un modelo que se abre paso… muy poco a poco
Muchos de los proyectos que hoy están funcionando en España han tardado entre 8 y 15 años en materializarse. No es una exageración. Los propios protagonistas lo reconocen: poner en marcha un cohousing senior implica superar barreras normativas, resolver cuestiones urbanísticas, encontrar financiación, formar un grupo cohesionado y mantener el impulso durante años.
Además, la falta de un marco legal claro en muchas comunidades autónomas complica la viabilidad de estos modelos. En ocasiones no se sabe si clasificar un cohousing como vivienda, como cooperativa o como recurso asistencial, lo que genera incertidumbre y frena a posibles promotores.
Tampoco ayuda que los bancos y entidades financieras aún desconocen el modelo, dificultando en ocasiones el acceso al crédito. A eso se suma una barrera cultural: en España, la idea de vivir con otros en un proyecto común aún genera recelo, sobre todo en generaciones educadas con el valor de la propiedad individual como símbolo de seguridad.
Pero el interés no deja de crecer
A pesar de todo, el cohousing senior está más vivo que nunca en España. Cada año surgen nuevos grupos, nuevas iniciativas, nuevas personas dispuestas a explorar otra forma de envejecer. Y eso es una señal clara de que el modelo tiene futuro.
Lo que hace falta ahora es aprender de la experiencia, acortar los plazos de desarrollo, ofrecer modelos más accesibles y acompañar a quienes dan el paso. Porque cuando se eliminan los obstáculos, el cohousing no solo es posible: es deseable, viable y profundamente transformador.
En Cohousing 3C trabajamos precisamente para acortar esos largos plazos de desarrollo y facilitar que más personas puedan incorporarse a un cohousing senior sin tener que esperar años. Nuestro objetivo es ofrecer soluciones reales, en marcha, en distintos entornos de España —ya sea en el campo, en la costa o junto a campos de golf— para que quienes desean esta forma de vida puedan dar el paso lo antes posible y con todas las garantías.
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